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miércoles, 24 de agosto de 2011

Kaleth Morales, un recuerdo y un legado. Hoy, seis años "en el limbo" por su muerte.


de Color de Colombia, el miércoles, 24 de agosto de 2011, 9:49

Una periodista de Valledupar, que cubrió desde el accidente hasta el sepelio, hizo este perfil del talento más desbordante del vallenato en la última época, muerto a los 21 años.

Por María Ruth Mosquera, periodista de Vanguardia de Valledupar*. Especial para Color de Colombia

A lo lejos, el joven escuchó una melodía que impregnó su contexto esa mañana y se alojó en sus recuerdos. El aire lluvioso transportaba el anhelo de un hombre enamorado:

“Yo no quiero envejecer y si estas conmigo le gano a los años, me llenas de juventud con solo mirar tu carita inocente. Asegúrame Jesús que después de mí no habrá otro que la bese y te prometo que siempre voy a quererla hasta el día de mi muerte…”.

“Ese sí es un amor grande. Debe quererse mucho esa pareja”, le dijo a su compañera de momento, quien le respondió con una nostalgia casi física:

“Él está muerto. Se llamaba Kaleth Morales y era un cantautor joven con un talento distinto a todos los de su época y a los que han surgido después de él”.

Ambos hicieron silencio para escuchar un poco más lo que traía el viento. “Sabes qué es lo paradójico, dijo la joven, que precisamente esa canción era la que más le gustaba a Kaleth, quien una vez dijo que si algún día le pasaba algo le gustaría que lo recordaran con esa canción, y está cumpliéndose el sexto aniversario de su muerte".

Comenzó entonces el relato, que se extendió por varias horas, acerca de Kaleth Miguel Morales Troya, el joven médico que demostró, con hechos, que las canciones vallenatas contemporáneas sí pueden conservar la poesía de las de antes, aunque los elementos con que ésta se construya sean distintos.

“Dios es el único que sabe por qué se lo llevó tan joven”, dijo la joven, antes de continuar con su relato.

El día del accidente que desencadenó su muerte (23 de agosto de 2005), Kaleth regresaba de Carta-gena a Valledupar junto con su hermano Keiner, a bordo de la camioneta Toyota Land Cruiser mo-delo 1997, gris de placa BXE-447.

Eran las 2:45 de la tarde de ese martes, cuando al alcanzar el kilómetro 43 de la carretera entre Plato (Magdalena) y Bosconia (Cesar), una llanta delantera del vehículo cayó en un hueco con un diámetro aproximado de 2.20 metros, que hizo que Kaleth perdiera el control del vehículo, que dio varias vueltas, para quedar volcado a un lado de la vía.

Kaleth sufrió lesiones mortales.

Pocos minutos después del accidente, la noticia se conoció en Valledupar, donde de manera sincronizada las personas desde niños hasta ancianos empezaron cadenas de oración por la recuperación de los hermanos, mientras estos, después de recibir los primeros auxilios en centros asistenciales locales, fueron trasladados al hospital Bocagrande de Cartagena.

Llovió esa noche en Valledupar. Las estaciones radiales sonaban las canciones de Kaleth Morales, como enviándole fuerzas para la batalla que libraba por su vida, la que finalmente perdió, a las 8:15 de la mañana siguiente, cuando se conoció la noticia que laceró el corazón del folclor, incluyendo a los más fieles seguidores del vallenato raizal, que sollozaban con los versos compuestos por el joven que había revolucionado una nueva forma de hacer vallenato denominada Nueva Ola.

“Yo sé bien que sin ti no puedo estar/me siento el rey de la soledad/soy patrón y el dueño de na/es como estar en ningún lugar/vivo en el limbo…”

Así, en el limbo quedaron sus miles de seguidores. El duelo arropó a todo el país y se estacionó en el barrio Los Cortijos, lugar de residencia de la familia Morales Troya. Familiares, amigos, conocidos y desconocidos se hicieron presentes en la calle 10 número 20 – 35 y en silencio expresaron su congoja.

El dolor era la única expresión posible para su padre Miguel Morales, su madre Nevis, sus hermanos Kanner y Eva Sandrith.

Una de las escenas más conmovedoras la protagonizó Ebelis Morales, ‘La tía universal’ de Kaleth, quien se caracterizó por ‘alcahuetearle’ todo a su sobrino.

“Como él estudiaba en la universidad y todos sus compañeros oían que él me decía tía y yo a todos los atendía igual, entonces ellos me decían tía también y él decía: esta es mi tía universal” y por eso le rindió un homenaje eterno en su canción ‘Vivo en el limbo’.

Entonces comenzaron los preparativos para uno de los funerales más concurridos y conmovedores que han tenido lugar en Valledupar, a donde llegaron personalidades de la vida nacional para despedir al ídolo de todos, y otros enviaron notas de condolencia a sus familiares, incluyendo la Universidad de Cartagena que entregó el diploma de médico a los padres del joven, que acababa de terminar su carrera.

Tres días después del accidente, Kaleth Morales fue sepultado en el cementerio Jardines del Ecce Homo, en su natal Valledupar, con sus cantos interpretados por sus amigos y colegas, su padre y su hija.

Desde entonces, cada aniversario, su tumba es visitada por las personas que lo recuerdan como un músico dueño de un talento impresionante, que en poco tiempo logró construir una grande historia musical.

El legado del poeta

Kaleth Morales dejó unas banderas en la -composición joven- vallenata, que hasta el momento no ha sido ondeada por la Nueva Ola del vallenato, cada vez más alejada de las raíces del folclor.

La razón: que él logró construir un vallenato poético con los elementos actuales. El poeta Luis Mizar, por ejemplo, reflexiona acerca del burro que tenían como medio de transporte los juglares que antecedieron a la nueva generación de compositores, que se moviliza hoy en camionetas cuatro puertas, de modo que el elemento de conquista cambió.

Morales Troya echaba mano de lo que tenía en su entorno y lo llevaba a sus canciones, dándoles un contenido real, como lo hizo con El Guante, en la que hace metáforas utilizando los implementos de un deporte que amaba: El béisbol.

“Ya tengo el guante, sigo dispuesto y voy a atraparte. Alisto el bate, sigo en el plato y no voy a poncharme”.

Con Silvestre Dangond cantó a dúo una de sus canciones (Se va a formar) que evoca a los amigos y compadres que tras contarse sus penas se iban juntos a serenatear a sus enamoradas.

“Será que de otro ella se enamoró y contigo no quiere na', perdona que interrumpa fui yo el que la empezó a embarrar, y mejor la vamos a serenatear, pa' ver si quiere regresar...”.

Amaba con sus cinco sentidos, tal como lo dijo en una de sus obras: “Y si miro son tus ojos y si toco son tus manos y si percibo es tu aroma y si escucho tus palabras, con el gusto de tu boca”.

Fue precisamente estando en uno de esos estados de encantamiento, cuando compuso la canción cumbre, compuesta para Mary, una mujer que le cambió de pensar, sentir, decir las cosas y la mala costumbre que tenia.

A ella le dijo “Te veo y me siento como aquel que está muriendo de la dicha porque tiene la lado a la mujer que ama”. Fue la forma más natural que el cantautor tuvo para describir sus sentimientos, puesto que cuando veía a Mary, se transportaba a un plano supraterrenal en el que sólo existía ella.

Era normal escucharle términos románticos con toques muy poéticos como “Tienes el swing que faltaba a mi vida”, Tienes el mapa de mi alma perdida”, “Ser tu novio es tronco de nota”…

Están en mora los autores contemporáneos de Kaleth continuar un legado que él dejó; tienen la misión de permitirse sentir para componer y, aunque con otras realidades, ser románticos y líricos para que sus sentimientos cantados tengan un efecto perdurable y en el futuro, como las de él.

Quién era Kaleth

El mayor de los hijos de Miguel Morales (cantante y actual candidato a la Alcaldía de Valledupar) y Nevis Troya. Hermano de Kanner y Kainer, quienes tras su muerte conformaron la agrupación Los K Morales, y Eva Sandrith. Dejó dos hijos: Katrinalieth, a la que llamaba en sus canciones La chacha de las mujeres, y Samuel Miguel.

Desde sus 13 años incursionó en la música, trasmitida genéticamente por su padre, Miguel Morales, quien con la agrupación Los Diablitos, le grabó la canción ‘Novios Cruzados’, que alcanzó buenos lugares de popularidad.

Y siguió con temas como ‘No Aguanta’, grabado por Luifer Cuello y Manuel Julián; ‘Me la juego toda’ y ‘Mi seguidora y yo’, grabados por Silvestre Dangond y otros.

Luego Kaleth sorprendió al mundo del vallenato con su canción El guante y se dio paso a otras que de inmediato se posicionaron en el gusto de Colombia.

Fueron en total dos las producciones musicales que hizo: ‘La Hora de la Verdad’, de donde se desprende ‘Vivo en el limbo’, con el que como le decían en Valledupar ‘la sacó del estadio’, y otras como ‘La hora de la verdad’, ‘Se va a formar’ y ‘La reina de mis sueños’.

Vino después Único, del que se desprendieron temas como Siete palabras, De millón a cero y Ella es mi todo, entre otras. Una producción en guitarras con canciones contenidas en los dos disco anteriores fue hecha un año después de su muerte.

Condena al Estado

El año pasado, el Tribunal Administrativo del Magdalena declaró al Estado colombiano responsable de la muerte de Kaleth Morales, obligando a la Nación al pago de $183 millones de pesos a los dolientes, quienes han dicho que ningún dinero les devolverá a Kaleth.

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